miércoles, 10 de junio de 2009

La caja atontadora


"El día en que Belén Esteban se divorcie y yo no me entere, que sólo se enteren Belén Esteban y su marido, la televisión en España habrá cambiado"

Esta frase la dijo Andreu Buenafuente el pasado miércoles en su programa de La Sexta. Y lleva más razón que un santo. La televisión en abierto en España es, cuanto menos, deplorable. Sobretodo si nos fijamos en las privadas. La eterna pregunta es: ¿La televisión es así porque es la televisión que demanda el público o el público ve la televisión porque es lo que hay? No sabría responder con claridad. Pero lo único claro es que los límites de la ética y decencia humana parecen esfumarse cada vez más. Y me da igual el tipo de programa que sea.


En los informativos te meten una noticia sobre las pintorescas fiestas de un pueblo justo después de informarte de la muerte de más de doscientas personas en un accidente aéreo, te hablan del mito de los once dedos en los pies de Marilyn Monroe o te hacen promoción constante de un estreno que ha producido la cadena. En los deportes te bombardean con noticias de falsos fichajes y hacen rankings de belleza entre las esposas de los deportistas o te informan del impresionante tetamen de una tenista menor de edad rumana –la verdad es que la muchacha va bien cargada-. En programas como OT, que presuntamente se dedica a formar a nuevos cantantes, se dedican a repetir una y otra vez los vanos y ridículos intentos por aprender inglés de un pobre desdichado. En El Hormiguero se limitan a hacer experimentos absurdos y soltar parrafadas absurdas sobre personajes públicos en sus programas y ya sólo se salva la sección de “El Kiosko” en la que vemos cómo el panorama de magacines impresos en nuestro país no pinta mucho mejor que el televisivo.


Otro programa, que en los inicios desu andadura me pareció un rayo de luz entre las nubes, al igual que El Hormiguero de los domingos por la tarde, es El Intermedio. El Gran Wyoming creó un programa en la que el sarcasmo y las ironías sobre la actualidad te hacían esbozar más de una sonrisa en cada programa. Ahora se dedican a hacer absurdos montajes cutres con el Photoshop y el Adobe Premiere y tontas performances con sus colaboradoras. Y así podría seguir con muchos programas (Supervivientes, Mira quién Baila,…) salvando únicamente los concursos como Pasapalabra o ¿Quién quiere ser millonario?, algunas series (la mayoría de ellas americanas porque la españolas acaban degenerando debido a la absurda extensión de sus capítulos) y el cine. Pero… ¿qué cine? Salvo las películas cutres de los sábados y domingos por la tarde ya no hay apenas estrenos en tv.

Bueno, llegamos al meollo de la cuestión, que es lo más evidente y lo que en mi carrera –que, por si alguien tuviese la curiosidad de saberlo, es periodismo- todo el mundo dice que odia, el corazón. Está por todas partes y cada vez es más deleznable aunque haya desaparecido el Aquí Hay Tomate -desde su desaparición ha habido numerosos clones hasta llegar a la vuelta de Jorge Javier a la sobremesa con "Sálvame", igual de deleznable que los anteriores).


¿Qué le interesa al ciudadano de a pie los devaneos amorosos de alguien a quien ni siquiera conoce? Al parecer mucho. El morbo siempre nos ha atraído. Siempre hemos sido unos cotillas en mayor o menor medida y fariseo el que lo niegue. Lo que pasa es que siempre hemos sido cotillas respecto a lo que conocíamos. Antes si te decían que la hija de fulanita se ha quedado preñada con 16 años se te abrían los ojos como platos y, en seguida, se empezaba a cotillear sobre sus idas y venidas con hombres y lo sueltecita que era la puta niña –ahora la niña habría abortado y no se habrían enterado ni sus padres-. Pero si lo que te decían era que se había quedado preñada una de Calahorra a la que no conoces, ni tampoco conoces a su familia, la noticia te importaba un carajo –claro que dependiendo siempre del hecho ocurrido, porque las muertes escabrosas y esas cosas siempre llaman la atención. Aunque ahí ya entraríamos en el terreno de lo morboso, que daría para otra entrada tan larga o más que ésta-.


El problema de la prensa del corazón es que está tan presente que los personajes por muy inútiles que sean, llegan a ser tan bien conocidos por el público, que éste demanda cada vez más información sobre ellos. La televisión mete a esos personajes extravagantes en nuestro hogares –porque casi ninguno es normal. Antes por lo menos veías en los platós a la Preysler o a la Norma Duval. Ahora enciendes la tele y te encuentras al Dj chuleta y cocainómano que dejó a la Esteban tras seis meses de matrimonio Sigo dándole la razón a Buenafuente) o a… ¡Carmen de Mairena! Que ha sido operada por el veterinario ese que tenía una clínica de cirugía estética en un sótano con animales (¡Dios! ¿Y que me sepa esto mejor que las lecciones de Derecho? ¡Es demasiado triste! ¿Si yo no veo la tele por qué sé estas cosas?)- y hace que los veamos por todas partes sólo con encender la tv porque en un programa se adelanta que va a haber una entrevista con fulanito en tal programa de la cadena o se hace un resumen de las intervenciones de ese fulanito en aquel programa o, directamente, fulanito aparece en veinte programas de la cadena. ¿Qué podemos hacer contra eso?


Afortunadamente existen muchas buenas películas y series en Dvd y en Internet –probablemente la escasa calidad de la televisión nos empuje a muchos a buscar buenos productos en la red, aparte del hecho de que comprarlos sale por un huevo gordo, por el asco que nos inspira la SGAE y por el espíritu piratilla de más de uno que simplemente se baja para almacenar cosas en su disco duro y así sentirse un rebelde antisistema- que ver antes que esa bazofia o, simplemente, leer un buen libro o dar un paseo. El resto que siga dejando idiotizarse con la que debería llamarse caja atontadora en lugar de caja tonta.


La televisión ha venido degenerando en los últimos años y está ocurriendo lo que en muchos otros países como EEUU. Quien quiera televisión de calidad tendrá que pagarla, es decir, abonarse a la televisión por cable o digital. Quizá en un futuro la sociedad se divida entre los idiotas que se tragan todo lo que ven y las personas con criterio que eligen qué productos de calidad van a ver y muchos de aquellos que no se hayan dejado idiotizar con la televisión sean aquellos que dominen país ante la ignorancia del resto –probablemente se me haya ido la olla en este último párrafo. Pido disculpas al tan paciente lector al que ya agradezco haber leído hasta aquí en lugar de ver porno o vídeos de chinos en el youtube (por cierto, poned “lalala shower” en esa página y veréis, jajaja)-.



Esta entrada ha sido publicada originariamente en el blog En Cordobés.


2 comentarios:

Gabriel dijo...

Samu, cuando quieras hacemos el remake del lalala shower xD
Qué te gusta hablar d la tele, confiesa q eres un potencial productor de telebasura xD

Samu dijo...

Probablemente,peromás que nada por mis ansias de obtener cantidades ingentes de dinero y producir mis propias películas.

Publicar un comentario