lunes, 30 de noviembre de 2009

Los platos rotos



“El pago por el contenido en Internet es fundamental. ¿Cómo no va a cobrarse por algo que tiene un valor?”

Antonio Fernández Galiano

Presidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles

Consejero delegado de Unidad Editorial


Los periódicos de papel siguen en decadencia. Sus directores y los directivos de las grupos mediáticas saben que cada lector que se pierde en papel es irrecuperable, ya que se ha pasado a la Red. Por ello, intentan hacer malabarismos para mantener su cuenta de beneficios. En los últimos días, los periódicos del grupo Vocento han decidido cambiar su diseño para hacerlo más gráfico. El resultado es un producto cuyo continente es muy parecido al del diario Público. En pocas palabras: ni innovan ni consiguen sorprender al cliente.


Internet golea al papel en todo: inmediatez, espacio ilimitado, volumen de información –y, por tanto, desinformación–, integración audiovisual... Las promociones son lo único exclusivo de los periódicos, pero tienen poco que ver con el Periodismo. Han salvado las ventas en los últimos años. Una parte de los lectores no compra el periódico por el producto informativo en sí, sino por su acompañante material. La publicidad ha pagado siempre la labor del periodista, ya que el precio de cada ejemplar es simbólico. El lector paga la impresión y las promociones. Pero en Internet no hay nada de eso.


Algunos peces gordos de las empresas informativas insisten en cobrar por los contenidos en Internet. Quieren que el lector pase de ser el que hace posible los contratos publicitarios a ser quien subvencione de su bolsillo (electrónico) el Periodismo. Están equivocados. Quieren que el público pague los platos rotos por la mala reconversión del sector. Siempre se dice que el mundo de la comunicación está a la última, pero eso significa que el resto de actividades no puede alcanzar siempre su nivel de progreso.


Los medios aún no han convencido a las empresas de que publicitarse en Internet puede ser igual o más positivo que en el papel. No se fían de la Red. No consiguen hacerles ver el abanico de posibilidades que se abre gracias a una sencilla segmentación del mercado o al gran número de formatos posibles. Además, a los periódicos se le acaban con sus ediciones digitales chollos como los anuncios de prostitución. Ya hay bastantes formas de acceder al sexo y la pornografía en la Red. Y quieren que paguemos los platos rotos por realidades como éstas.


Internet aún no está al alcance de cualquiera. Primero, por la falta de alfabetización tecnológica de las generaciones de mayor edad, que sí leen periódicos. Segundo, porque la Red no llega a todos lados y la calidad de las conexiones deja mucho que desear. Vivo en un pueblo de 1.200 habitantes y tengo Internet con Telefónica, la empresa menos mala gracias a la herencia de su monopolio. Me cobra, por obligación, yonosecuantos megas al mes. Pero sólo puede ofrecerme tres. Es lo que hay, o lo tomas o lo dejas. Pago una buena cantidad al mes por una conexión deficiente. Ahora quieren cobrarme por leer un periódico en Internet. ¿Compraría usted un periódico mal impreso y con las hojas rotas? Pues eso.


En los medios impresos, se paga el papel y la tinta. En los medios digitales no hay ni papel, ni tinta. No es necesario que se aplique un canon de la prensa a los contratos de Internet, como ocurre con la SGAE y los discos vírgenes. En Internet sigue habiendo publicidad, más y con mejores posibilidades. Y, lo que es aún más importante, hay blogs. Y fuentes de información gratuitas. Y redes sociales. Son gratis y la gente sabe usarlas. Así que, si los responsables de los periódicos digitales creéis que debéis cobrar, cobrad. Pero yo no pagaré vuestros platos rotos.


También publicado en el blog de Rafa Ávalos: En cordobés

martes, 17 de noviembre de 2009

Un poquito de apariencia


No me gusta el lenguaje de los políticos, porque saca a la luz sus defectos y sus ambiciones socialmente reprochables. No me gusta que se hable de oposición como los partidos contrarios al que está en el poder. ¿A qué es la oposición? ¿No se supone que todos los partidos representan a los ciudadanos y tienen un mismo fin, el de la prosperidad de un pueblo? Los partidos no deberían luchar entre ellos por llegar a lo más alto, sino aceptar su papel, sea el que sea, en la democracia.

Por eso no me gustan declaraciones como éstas de María Dolores de Cospedal. En nuestra sociedad, el único adversario de un partido político debe ser aquel que tiene un comportamiento opuesto a la democracia. Por lo menos, pido que haya un poquito de apariencia en las palabras de nuestros representantes políticos.